Es lo primero que deberíamos aprender en una práctica de Yoga , y para ello es menester saber observarnos: ¿cómo inhalamos, como exhalamos, en qué movimiento nos sentimos a gusto, hay bloqueos o dificultades, o podemos respirar fluida y profundamente?
El primer paso será respirar por la nariz y en silencio, sin esfuerzos, y cuando la mente esté puesta en la respiración, percibirnos, conectar con lo que sentimos.
La práctica de Yoga, puede ser completamente estática, y a través del intercambio gaseoso consciente aumentar nuestra capacidad respiratoria. El acto de exhalar es sumamente importante, el vaciado de los pulmones, permite que la siguiente inhalación sea profunda, natural y fluida. Una vez que podamos percibirnos a través y en la respiración, podremos ir agregando ciertas pautas para adentrarnos en los diferentes pranayamas (control de la respiración), como por ejemplo la respiración yóguica completa.
Si nunca hemos realizado respiración yóguica, es importante que comencemos por discernir las tres respiraciones que la conforman:
Respiración abdominal: el diafragma desciende en la inspiración, el abdomen se hincha, la base de los pulmones se llena y masajeamos los órganos internos. Para practicarla, acuéstate boca arriba, descansa tu espalda y lleva las manos al abdomen, haz una exhalación profunda y comienza llenando poco a poco la zona abdominal, deja las costillas y el tórax relajados, sólo respira a través del abdomen, hazlo el tiempo que necesites para naturalizarla y sentirte cómodx en ella.
Respiración intercostal: se separan las costillas y se expande la caja torácica, llenando la región media pulmonar. Para practicarla, lleva tus manos a las costillas, realiza una exhalación profunda dejando el abdomen relativamente hundido, tras la próxima inhalación, no muevas el abdomen y lleva directamente el aire a las costillas, practícala varias veces, hasta que la naturalices.
Respiración clavicular: esta es una inhalación muy corta, ya que solo la parte superior de los pulmones recibe aire, levantando las clavículas, no es la respiración más recomendable debido a su poca capacidad de recepción de prana, pero es importante que la practiques para reconocerla, recuerda comenzar exhalando. Lleva las manos a las clavículas, deja el vientre y las costillas quietas, y sólo respira con la parte alta.
Una vez que hayas indagado en las tres respiraciones, puedes realizar la respiración completa yóguica. Esta respiración comenzará por una inspiración lenta y profunda que irá llenando el vientre, ensanchando las costillas y levantando las clavículas, es decir, haciendo un movimiento ascendente en el que el prana irá llenando los pulmones como una vasija, diferenciando las tres zonas pero sin que cese la fluidez, sin que haya paradas en el proceso inhalatorio.
Habiendo completado la inspiración, te preparas para relajar en la exhalación, liberando caja torácica, dejando que el aire salga hasta hundir el abdomen, limpiando y vaciando profundamente los pulmones.
El Yoga, como cualquier otra filosofía y estudio requiere práctica y sobre todo paciencia, con lo cual es fundamental que te pongas a ello, que indagues en tu propia búsqueda y que, si tienes alguna duda, consultes con tu profesor/a. Disfruta del proceso.
Respirar es vivir, controlar la respiración y aumentar su tiempo es prolongar nuestra existencia humana…
Practica, practica y todo andará