profundiza tu conocimiento

El Yoga es una disciplina que nos conecta con la verdad, su búsqueda es uno de sus preceptos. Esta búsqueda nos acerca a la idea de dios, unidad, absoluto. Yoga es la máxima expresión de completitud, unión con tu verdadera esencia, la internalización de lo divino. La mayoría de las teorías y/o filosofías espirituales, hablan de negar el yo individual para trascenderlo (alcanzando al Yo Universal).En particular, me gustaría no tener que negar nada, sino simplemente aceptar que nuestra humanidad nos ha sido dada para llegar a la perfección, a la energía absoluta, y nuestro libre albedrío nos permitirá elegir el camino. Esto implica que la idea de dios (lo absoluto), no pueda escindirse de nuestra naturaleza, es decir, ser conscientes que lo ilimitado no es lo opuesto de lo limitado sino que lo contiene. El Yoga es para todos, es una elección de vida, una metodología, filosofía y un arte. Nos hace mas fuertes, más nobles… más humanos. El tránsito por este sendero terrenal, se hace más liviano de su mano, y nos permite alimentar la empatía, ecuanimidad y serenidad, tan necesarias para vivir felices. Afortunadamente, hay muchas maneras de asir sus enseñanzas, quienes practicamos Hatha Yoga, lo hacemos a través del cuerpo, y utilizamos otras técnicas fundamentales como la repetición de cantos devocionales y el estudio de los textos sagrados, que en sí mismos también son Yoga. Si estás practicando Yoga, ya estás en el camino de búsqueda, pero si estás buscando el camino, te invito a que indagues en esta ciencia milenaria que ha echado tanta luz durante más de 5000 años.

Un cambio de paradigma nos impulsa a revisar valores y prioridades.Veinte años pasaron desde que abandonamos el siglo XX, un siglo que fue definido con falta de esplendor, y que entre otras cosas, se permitió dejar a un lado las emociones, por creerlas contrarias a la inteligencia. Afortunadamente, muchas teorías que fueron pugnando por revalorizar al sistema límbico (parte emocional del cerebro), hoy pueden sentirse satisfechas, aunque nos queda mucho camino por recorrer... Ya no suena tan anodino hablar de felicidad y el término inteligencia emocional, nos resulta familiar. Si eres feliz, si estás conectada con tus emociones, todas tus responsabilidades y empresas se ven afectadas por esta energía que no es más que el motor para mantener la homeostasis. Meditar, hacer Yoga, caminar al aire libre, te mantienen sano, equilibrado y coherente; y todo ello repercute positivamente en todas las áreas de tu vida. Quizás "El viaje a la felicidad" del que hablaba Punset, es uno de los legados que recogeremos post pandemia... Que así sea!

"...El Yoga no se puede aprender a través de conferencias. El Yoga ha de ser enseñado mediante preceptos y su enseñanza implica elementos prácticos. Resulta muy fácil para los alumnos descubrir si el profesor es bueno o no. No culpo a los profesores, más bien culpo a las personas que acuden a ellos sin juzgar su nivel. (...)EL VALOR DE LOS DIPLOMAS DE PROFESOR ES MUY PEQUEÑO. EL VERDADERO VALOR SE HALLA EN LA FORMA EN QUE EL PROFESOR ACOMETE SU ENSEÑANZA. El mundo es puro, atman es puro, pero por desgracia la gente que vive en el mundo está muy corrompida. (...)Si usted es profesor, no sobrepase los límites de su conocimiento. LO PRIMERO QUE HA DE RECORDAR UN PROFESOR ES QUE TODOS LOS ALUMNOS QUE ESTÁN EN SU PRESENCIA SON TAN IMPORTANTES COMO ÉL MISMO".* "El Árbol del Yoga" B. K. S. Iyengar Y si de responsabilidades hablamos, los profes de Yoga, ante esta situación tenemos una muy grande:adaptarnos a un sistema online, mantenernos en contacto con todas las personas que practican con nosotrxs y brindarles toda la información necesaria para que puedan sentirse acompañadxs, sentir nuestra presencia más allá de las distancias. Como dicen, el online llegó para quedarse y nuestro desafío será poder adaptarnos a esta situación, y estar a la altura de lo que lxs practicantes necesiten. Una gran ventaja: podemos llegar dónde queramos, unir latitudes y nuestra intención con un click. Volveremos al presencial, por supuesto, pero no del mismo modo y seguramente complementándonos en ambas modalidades, porque resulta que es gratificante estar dando una clase para Israel, Argentina, Francia y Alemania desde mi casa en España. Aprenderemos a flexibilizarnos aún más, pondremos a trabajar todos los sentidos y además valoraremos el gran esfuerzo y dedicación de todxs lxs que se dedican a la enseñanza. Amar lo que haces, se volverá más necesario que nunca. Toda crisis, es una posibilidad para crecer, mi deseo es que estemos a la altura.

Renovarse y morir, para volver a nacer... Cada día millones de células mueren y se renuevan en la profundidad de nuestros tejidos, nos transformamos y en el mejor de los casos, nos adaptamos a los cambios del medio. Nuestro ego puede cambiar, transformarse, pero el alma, permanecerá inmutable... El Yoga nos enseña a aceptar la transformación de lo ilusorio (maya), adaptarnos a las nuevas realidades, desapegarnos y transmutar. El alma (atman) permanecerá inalterable, eterna y nos conducirá siempre al "primer principio". Mientras tanto, el desafío en este plano es honrar nuestra existencia, alimentando y nutriendo cuerpo, mente y espíritu: Yoga; hasta finalizar este recorrido mundano y fusionarnos con el universo en Maha Samadhi (la gran liberación, la muerte física). En momentos de crisis e incertidumbre, volver a lo esencial es urgente, es necesario. Espacio SeYoga es un lugar para el encuentro con el sí mismo

Una cultura somática es una cultura que respeta las potencialidades genéticas dadas del ser humano en general y del individuo en particular. Una cultura que desea fomentar el libre desarrollo, la exploración y el descubrimiento de estas potencialidades, sean las que sean. Específicamente creo que una cultura somática es una cultura que estimula el sentir, un tipo de percepción sensorial que no está orientada principalmente al entorno si no que se trata de una percepción que es propioceptiva, de uno mismo, la auto-percepción del "cuerpo" a través de la "mente" Thomas Hanna El Hatha Yoga implica una observación constante sobre la postura, la mente y las emociones, sostenidas en la respiración como base y alimento. Tener la capacidad de respirar desde los pies (la raíz), irradiar esa respiración hacia todo el cuerpo: sentirnos... El simple acto de estar de pie para un yogui/yoguini establece un reencuentro con el equilibrio estructural, fisiológico, psíquico y somático, dicho equilibrio será la base en todas las posturas y en todos nuestros actos. De esta manera, cualquier gesto, hasta el más simple de todos, requiere una atención plena, capacidad de autoevaluación y por sobre todas las cosas, respeto y ternura. Así podremos sentarnos o tumbarnos desde la consciencia, optimizando todas nuestras capacidades y reeducando y liberando al cuerpo de las compensaciones posturales relacionadas con nuestra historia, herencia, cotidianeidad, etcétera. El Hatha Yoga nos permite darnos cuenta a través de lo simple de qué es lo que "nos atraviesa", liberarnos de los bloqueos y tensiones psicofísicas y desidentificarnos de los estigmas socio-familiares. Además es un desafío, ya que una buena práctica implica menor consumo energético, y mayores resultados, corroborando una de las frases que más repito en clase: menos es más... Practicar Yoga, es conectar con la propiocepción, reconocer nuestras capacidades y ser coherentes con el medio. Es un acto de amor. Lula M. Cairo Profesora de Yoga, creadora de Espacio SeYoga

Mi primer acercamiento al Yoga fue de muy pequeña y gracias a mi abuela, ella practicaba Yoga en "El Sendero", un centro de Yoga que estaba en pleno corazón porteño. Recuerdo que ese lugar me parecía mágico, todas las personas iban vestidas de blanco, y había una gran fuente de agua en la entrada, era un lugar de paz, un espacio diferente... Jugaba imitando a mi abuela en Sarvangasana, como cualquier niña, aprendía por imitación. La figura de mi abuela siempre ha sido fuerte y representativa, su independencia y determinación, sumadas a la fe y devoción que me transmitió mi madre, han hecho de mi gran parte de lo que soy ahora. Cada vez que me preguntan porqué me he hecho profesora de Yoga, pienso en una serie de acontecimientos que me fueron llevando, a pesar de ser una disciplina que ha estado presente en diferentes etapas de mi vida, no siempre la había practicado con regularidad. Cuando estudiaba expresión corporal y danza, asistía a clases de Yoga para complementar mi práctica. Todo el día de un lado a otro en Buenos Aires, que es una ciudad muy grande, saltando de clase en clase, entre un autobús y otro, o en la bici, para por fin llegar a clase de Yoga y olvidarme de todo... Decidí realizar el profesorado de Yoga, gracias a una suerte de pequeñas causalidades. Estaba preparándome para entrar en danza teatro en la universidad de las artes; una gran amiga, llevaba insistiéndome dos o tres años para que me presente... El examen de contemporáneo fue muy bien, todo iba de maravilla, hasta que llegó la prueba de clásico: ese año, habían decidido exigir un nivel más alto en ballet para acceder a la carrera (unificando las pruebas), y aunque había estado preparándome con fervor, el día de la prueba me sentí ridícula y sabía que no iba a pasarla, igual la hice, y creo que hasta me reí un poco de mi incapacidad de seguir el ritmo a un montón de bailarinas perfectamente peinadas y que se movían como gacelas... yo era más punk... pelo rojo y uñas azules... mis mallas eran negras por supuesto, y no tenía maillot sino un short deportivo y una camiseta rotosa... en fin... podrán imaginar el espectáculo, parecía Chaplin haciendo payasadas con estilo! Recuerdo volver a casa muy decepcionada, y sin saber qué hacer.... pero el lunes siguiente, me apunté a clases de Yoga, y comencé a ir todos los días. Ese fervor que había desplegado en mis clases de danza, estaban puestos ahora en la práctica de Yoga...Era una práctica muy física, casi acrobática, y de hecho la profesora me había enseñado algo de acrobacia algunos años atrás..., de repente, me metí de lleno en este mundo que me parecía fascinante, y como valor agregado, estaba más serena, más centrada... el cuerpo me iba pidiendo naturalmente que abandonara ciertos hábitos como dejar de fumar... me convertí, como la mayoría de l@s nuev@s practicantes, en una obsesa... todo era el Yoga, dejé de escuchar a Spinetta para escuchar Ravi Shankar, y ya no me apetecía beber alcohol... mis amig@s estaban alucinando un poco, y ni hablar de mi pareja de esa época, que estaba más cerca de Dostoyesvski que de Sri Aurobindo… Ya había entrado en el camino del Yoga, no había vuelta atrás: ¡¡¡¡qué maravillla!!!! Ahora... casi 20 años después de estos "afortunados acontecimientos fortuitos", me siento feliz de haber tenido que pasar por todas estas experiencias, y muchas más que han sucedido... pero para qué aburrirnos... El Yoga, ha sido y será mi fuente de inspiración, el regalo más maravilloso que me ha dado la vida, y estoy muy feliz de poder compartirlo. Entonces me reafirmaré en el título de estas cavilaciones... no le des la espalda a tu dharma. Siempre terminará encontrándote, no te distraigas...podrás sentir la bendición de darle al mundo y a ti mism@ aquello por lo que has venido... Lula M. Cairo Profesora de Yoga, creadora de Espacio SeYoga